Gracias por la coherencia

Que el Govern Mas es de derechas no lo niega ni CiU, pero si su política económica o social es cada vez más reaccionaria a otros niveles huele a franquista. La actuación de Duran i Lleida ha recordado la omnipresencia de viejos prebostes y Joana Ortega, vicepresidenta y Consellera de Gobernació, al desarmar el Memorial Democràtic, dijo querer “honrar la memoria de las personas que lucharon por el país y la democracia, que sufrieron el exilio y la persecución por sus ideas, tanto bajo la República como bajo la dictadura”.

Quisiera matizar.

  1. Ahora se destapó que la Consellera además prevarica. Quienes han elaborado y enviado varios currículos saben de sobra que estos gazapos son imposibles, a no ser que, dada su afiliación ideológica, el desliz sea un milagro.
  2. Kenzaburo Oé, premio Nóbel de literatura, ha declarado a raíz de la catástrofe en la central de Fukushima, que “Se esfuerza con obstinación en recordar que la memoria es la base a partir de la cual se reflexiona sobre el presente” (El País, 18/03/11, 8)
  3. Adulterar el pasado nos impedirá armar un futuro sin los desaciertos, vicios, errores y horrores de aquél.
  4. Los crímenes no tienen que ver, éticamente, con su cuantía y todos son lamentables, pero la brecha es abismal; los leales asesinaron a 50.000 personas, los alzados a 100.000 durante la guerra y luego a 50.000; pero los bombardeos sumaron 5.000 muertos, sólo en Cataluña, mientras en Valencia fueron aniquiladas 23.857 gentes al llegar los “nacionales” en la primavera de 1939. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ya ha contabilizado 143.353 víctimas de la represión fascista, fusilados o enterrados en fosas comunes. Fue dantesco el éxodo de medio millón de personas huyendo del Principado, una buena parte viejos, mujeres y críos, o 30.000 niños fueron robados a encarceladas, delito que luego devino negocio, con una notable participación de la Iglesia, y la información sobre el desatino está alcanzando cotas ya inquietantes.

Cifras y más cifras que ocultan infamias, dolor y miseria. Capaz lo que perjudicó más y a todos fue una tiranía que, a demasiados niveles, nos devolvió no a 1930 sino a la época de los Reyes, bien llamados, Católicos y retengamos que el Caudillo o la Falange veneraban a Isabel I.

 

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